Me gustaría mirarte dormir,
algo que tal vez no suceda.
Me gustaría mirarte,
durmiendo. Me gustaría dormir
con vos, entrar
en tu sueño mientras su ola suave y oscura
resbala sobre mi cabeza
y caminar con vos por ese bosque
luminoso, oscilante, de hojas verdeazules
con su sol acuoso y sus tres lunas
hasta la cueva donde tenés que descender,
hasta el peor de tus miedos
me gustaría darte la rama
de plata, la pequeña flor blanca, la única
palabra que te va a proteger
del dolor en el centro
de tu sueño, desde el dolor
en el centro me gustaría seguirte
por la larga escalera
otra vez y transformarme
en la barca que cuidadosamente te traerá
de regreso, como una llama
entre dos manos juntas,
hasta donde tu cuerpo duerme
al lado mío, y cuando entres en él
con la facilidad de la respiración
me gustaría ser el aire
que te habita sólo un
momento. Me gustaría ser así de anónima
y así de necesaria.
Margaret Eleanor Atwood (Ottawa, 18 de noviembre de 1939)
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