
Guardo tu nombre en la tersura del silencio.
No hace falta nombrarte
No hace falta decir lo que ya sabes
Albergo el recuerdo de tu ser en mi mirada
En el destello sin sombras de tu rostro
Estoy en el Amor desde el encuentro
Del contorno de tus dedos y los míos
Desde el encuentro de mis labios
Con el borde mágico de tu cuerpo
Entre tu piel y el éter
Que es la piel de Dios
Desde entonces nada espero
Nada ansío
En la certidumbre de que es posible
Amar de este modo, puedo renunciar a todo
Inclusive a ti
Más no a mi Amor por ti.
No hace falta nombrarte
No hace falta decir lo que ya sabes
Albergo el recuerdo de tu ser en mi mirada
En el destello sin sombras de tu rostro
Estoy en el Amor desde el encuentro
Del contorno de tus dedos y los míos
Desde el encuentro de mis labios
Con el borde mágico de tu cuerpo
Entre tu piel y el éter
Que es la piel de Dios
Desde entonces nada espero
Nada ansío
En la certidumbre de que es posible
Amar de este modo, puedo renunciar a todo
Inclusive a ti
Más no a mi Amor por ti.
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